Esta es la historia de un joven que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día el joven clavo 37 clavos. La semana siguiente, a medida que el aprendía a controlar su carácter, cada vez clavaba menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su carácter que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar durante toda la jornada su carácter. Después de informar a su padre, este le sugirió que cada día que lograra control su carácter retirara un clavo. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que pierdes la paciencia dejas cicatrices exactamente iguales como las que vez aquí. Síguenos en Facebook: http://www.facebook.com/BarcosDeInventos
"A todos nos llega siempre un barco de inspiración. Algunos no saben como descargarlo"